domingo, 8 de enero de 2012

Capítulo 3: El Rockstar




Me demoré mucho para terminar de escribir esta parte. Pero, como dicen, cuando no tienes ganas de hacer las cosas mejor no las hagas.


A pedido de Álvaro, la tercera y última parte de su historia. (Tienes que haber leído los dos capítulos anteriores para entenderla, no te hagas el despeinado.)



Capítulo 3: El Rockstar


Ya caían las 5 de la tarde, sentados cual chibolas en el malecón de Miraflores. Álvaro se acomodó, como quien agarra forma corporal para contar algo importante y hace una pausa como para saber por donde empezar, o de repente para pensar en que datos obviar.


“Hace 4 meses – empezó – nos llegó la noticia de que Beck iba a tocar en Chicago”
“¿Beck el que canta loser?” – interrumpí –
“Ese mismo, a mi no me vacila tanto, pero Nicole era recontra hincha de Beck, tenía todos los discos y hasta un LP recontra inédito que sacó en los 90´s. Y como a mi no me molesta, compramos entradas para la primera zona del concierto.”


El concierto al que se refería correspondía a la gira norteamericana que dio Beck en el 2008, la cual daba la vuelta por países como Estados Unidos, Canadá y Mexico. Chicago era la tercera fecha del tour e iba a ser en el estadio Wringley Field, el cual acaba de ser remodelado y se reinauguraba con este concierto, por lo que la expectativa era muy grande.


Álvaro fue con Nicole y con su mejor amiga, Alice Mcpherson, otra fanática asidua de Beck. La presentación de Beck fue muy buena, le puso hartas ganas a lo que pudo haber sido la mejor presentación de la gira.


Al término del concierto, Álvaro, Nicole y Alice se encontraban haciendo tiempo tomando unas cervezas para que baje la cantidad de gente y poder salir tranquilos del estadio que ese día metió a casi 30 mil personas. Fue en ese lapso de tiempo que se acerca uno de los de seguridad y les pregunta si quieren entrar al back stage con la banda. Los tres respondieron sin pensarlo y le dio un pase a cada uno para que puedan ir a la parte posterior del escenario y pasar un rato con Beck y su gente. -Pensaba que esas cosas no pasaban de verdad - llegó a decir Álvaro.

Ya en el back stage y después de 15 minutos ahí se dan con la sorpresa Beck no estaba. Cuando ya estaban perdiendo toda esperanza de poder verlo, Nicole le pregunta al mismo de seguridad que les había dado los pases si Beck iba a salir el algún momento.


- ¿Sabes si va a salir Beck? – preguntó Alice con tono te tristeza familiar.
- Ah salido muy cansado del concierto y se ha querido quedar en su camarín.
- ¿Y tú crees que podamos entrar un rato a saludarlo? Sólo 2 minutos, no entiendes como he esperado esta oportunidad hace casi 10 años…


El floro prosiguió unos 5 minutos más y al pelado de seguridad no le quedó otra que entrar al camarín de Beck a consultarle que le parecía la idea. Claro, a eso hay que sumarle que Nicole parecía modelo de Hawaian Tropic y todos sabemos la ventajas que tienen las mujeres con buena pinta para ese tipo de favores.


El pelado regresó a los 5 minutos.


- Dice Beck que está bien, pero que sólo va a poder recibir a una persona porque tiene muy poco tiempo.


Los tres se miraron.


- Por mi no se preocupen, tengo que llegar volando a mi casa antes de que sean las 10.00 porque quedé en salir con unos amigos – Dijo Alice.


Como era obvio, al ser Nicole tan fan de Beck, Álvaro no se hizo problema alguno y le dijo a Nicole – te espero acá - . Nicole, emocionadísima, se fue con el pelado de seguridad al camarín que se encontraba en uno de los extremos de la zona común donde se encontraban.


Álvaro dio un par de vueltas por el backstage, intercambió un par de palabras con algunos de los sonidistas de la banda sobre Perú y los mejores lugares para visitar, se tomó un par de cervezas más y habló por celular con uno de sus amigos. Habían pasado aproximadamente 15 minutos y Nicole no salía del camarín, por lo que se acercó a la puerta, la cual estaba flanqueada por el pelado de seguridad.


- ¿Puedo entrar para llamar a mi enamorada?
- No, no puedes entrar – respondió a secas el de seguridad
- ¿Entonces puedes llamarla tú?
- Ya debe estar por salir, no te preocupes.


Álvaro, que no es ningún huevón, al toque alucinó que algo andaba mal. Cogió se celular y llamó a Nicole pero no tuvo respuesta, llamó dos veces más, pero a la tercera le dio directamente con la grabadora. Volvió a tantear al pelado de seguridad, que estaba parado frente a la puerta, esta vez más enérgico.

- O la abres tu o la abro yo – le dijo, con la mirada clavada en sus ojos.
- O te cayas o te vas – respondió el pelado con todo su ademán de matón.


Un segundo sujeto de seguridad que andaba por ahí y que ya había visto que algo estaba pasando empezó a caminar hacia ellos. Álvaro, al ver esto y darse cuanta que la situación no era nada normal, se fue con todas sus fuerzas contra el pelado de seguridad, cogiéndolo del cuello con una mano e intentando abrir la puerta con la otra. El pelado, que no por las puras era el guardaespaldas principal de Beck, lo levantó en peso y empezó a doblarle el brazo como si fuera un pedazo de plastelina. Ya en el aire y sin mucho por hacer, Álvaro lanzó una patada hacia la puerta, la cual se abrió de manera violenta y durante unos pocos segundos pero suficientes para ver la imagen más horrorosa que haya visto en su vida.


Mientras Álvaro era levantado por uno y sujetado por el cuello por un segundo tipo de seguridad pudo ver en esos breves 5 segundos que la puerta estuvo abierta a Beck sentado sobre un sillón negro para una sola persona, reclinado hacia atrás, casi desnudo y a Nicole, de rodillas sobre el suelo y llevando únicamente un calzón color negro, haciéndole sexo oral de una manera bien furiosa, casi apasionada. Las manos de Beck sujetaban la cabeza de Nicole y esta sostenía el objeto de succión con la mano derecha, mano en la que llevaba puesto el anillo de compromiso que la había dado Álvaro hace solo 3 meses atrás. Se iban a casar en un año.


Álvaro grito en silencio pero nadie lo escuchó. De repente era el grito ahogado de un orgullo agonizando o de repente no quería que nadie lo escuche.


Álvaro termino afuera del estadio luego de una paliza brutal, aunque me imagino que el dolor del corazón era mayor que el dolor físico.


Y ahí estaba yo, escuchando una horrible historia en el malecón de Miraflores y pensando en que diablos responderle a Álvaro, mi pata.



Fin